Gracias a Dios poca gente lee este blog y además de esos pocos, pocos saben quién soy. Entonces nada de que preocuparse. Llevaba bien un año, pero me he vuelto a enfermar de la misma chingadera que me va a matar. Ni modo. Es algo que vive conmigo y que no hay cura para ello, así que cuando me visita hay que aguantar los dolores y los malestares que te hace pasar la medicina.
Mucha gente piensa que la escuela y mi trabajo me valen, pero realmente lo que valoro es disfrutar la vida. Pero disfrutar la vida me costó mi salud y es por ello que ahora la paso tan mal. Y ahora que estoy enferma se que debo disfrutar más, pero se que mi vida se acorta con esto. Además... estar enfermo te impide hacer las cosas que te gustan, te atan a una cama, es tan desesperante que hasta pararte al baño te cueste trabajo. La cereza del pastel: le preocupas a tu familia pero no tanto como para que te visiten. Los demás... ni se enteran y la verdad es que están muy ocupados en sus asuntos.
Yo debería de haber aprendido del egoísmo humano que tantas veces salva a muchos de cometer estupideces...yo por siempre dar todo de mi he perdido amigos, familia y parejas, y al final siempre quedo yo sola y mi acompañante es la misma soledad. Es triste pero tenemos que encarar que la muerte es igual. Vamos a estar solos el resto de la eternidad así que es mejor irse acostumbrando.
Dicen que recordar es volver a vivir... no estoy de acuerdo. Hace unos días leía un artículo de la revista "El País" que presentaba a las personas más lóngevas del mundo. Vivir 122 años me parece más una tortura que una bendición. Imagínate. De tu familia cercana sólo quedan tua tátara-tátara-tátara nietos... los cuales son chiquillos que no les interesas y que probablemente (más bien seguro) son obligados por tus tátara-tátara nietos (a los cuales ni siquiera has llegado a conocer bien) a vistarte. Todos tus amigos y colegas han muerto. Las nuevas tecnologías no las entiendes y tus huesos casi no se mueven. Es casi seguro que tengas que usar un pañal. Si te casaste... tu esposo(a) ya falleció al igual que la mayoría de tus hijos. Tus recuerdos se los platicas a la enfermera que te limpia la cara, las axilas y tus partes íntimas con un pañuelo húmedo todos los días, porque si te bañan te da una pulmonía de aquellas.
Tus chistes locales ya nadie los entiende, te ríes solo de ellos y piensan que tienes demencia senil, por lo que te dan anti-depresivos que te mantienen apendejado todo el día viendo caricaturas en el cuarto común del asilo gubernamental donde te encuentras condenado a vivir un infierno en vida.
Prefiero morir joven. Antes que mis hijos, antes que mi esposo. Eso del sufrimiento y la soledad no se me da.
Hace 1 año