martes, 26 de agosto de 2008

El angel que no vimos en la ultima cena


Luis Buñuel nos presenta su obra: El ángel exterminador, donde nos presenta la historia de Edmundo, un hombre de clase alta, que después de la ópera invita a cenar a sus amigos a su casa. Por una extraña razón, a eso de las 5:00 todos los invitados y Julio, el mayordomo, se quedan atrapados sin salir de la estancia donde se encontraban. Pasan días de hambre, sed, desesperación y muerte, hasta que a Leticia (Silvia Pinal) se le ocurre la solución.

Este film de 1962, nos retrata una sociedad muy fría donde lo único que importa es la posición social, los viajes, y quién tiene más clase. Entre líneas nos está mostrando cómo la clase media-alta, se encuentra encerrada en un círculo vicioso, donde cada quien tiene que “rascarse” con sus propias uñas.

Buñuel comenta sobre esta situación: Yo primero pensé que el título (de la película) tenía una relación subterránea con el argumento, aunque no sabía cuál. A posteriori lo he interpretado así: los hombres cada vez se entienden menos entre sí. Pero ¿por qué no se entienden? ¿Por qué no salen de esta situación? En la película es lo mismo: ¿Por qué no llegan juntos a una solución para salir de su encierro?"

Otros factores importantes en la película son el audio y las repeticiones de ciertas partes de la







película. Buñuel era surrealista, por lo que nos hace sentir con esta cinta es que estamos metidos dentro de una pesadilla, de la cual no podemos salir.

Las repeticiones son una manera “hipnótica” (como dijo él mismo) de meternos en la trama y hacernos sentir desesperados junto con los personajes.

El audio, sobre todo el “tic tac” del reloj que suena por las noches, nos remite a que estamos perdidos en el tiempo (ya lo dicen varios personajes durante la cinta: “¿Cuántos días llevamos aquí?, ¿Parece que es una eternidad?)
El factor tiempo se encuentra presente pero a la vez no. Volvemos al surrealismo de Buñuel.

Esto nos da a entender que aunque pase el tiempo la gente no va a cambiar y por más que estén perdidos en su desesperación no hay que “perder el estilo”.

Por otro lado, las actuaciones, parecieran bastante forzadas y falsas en un principio, pero conforme se va desarrollando la historia se van volviendo más realistas.

Cuando se resuelve el problema, se ponen todos muy contentos. La pregunta que queda al aire es: si a estas personas, las invitaran de nuevo a una cena (no importa en casa de quién)… ¿volverían a asistir?

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