viernes, 12 de septiembre de 2008

Roger & Me

Este documental arremete contra el poder de las grandes corporaciones industriales, en las que el aclamado Michael Moore trata de conseguir una entrevista con Roger B. Smith, presidente de General Motors, para poder preguntarle sobre las devastadoras consecuencias del cierre de una planta en la ciudad de Flint, la cual suministraba de sustento a todo el pueblo

Michael Moore nos vuelve a deleitar con un fascinante documental que, a pesar de que la calidad del rodaje y el trabajo de realización no se asemejen mucho a los afamados "Bowling for Columbine" y "Fahrenheit 9/11", consigue rellenar la pantalla de imágenes llenas de sentimientos, indignación y cierto sabor a impotencia.

Como siempre, este trabajo de Michael Moore está cargado de ironía, pero lo que más me gustaría destacar es la música que envuelve al espectador durante todo el documental, que bien podía ser comparada con el audio en las películas de Tarantino.
El único “pero” que se le podría poner a "Roger & Me" sería la calidad del rodaje, que no está mucho a la altura y que puede resultar de baja calidad, pero aun así, es recomendable para cualquier persona.

Aparte de la denuncia laboral, lo realmente fascinante de este documental es el retrato humano; la capacidad para mostrar la decadencia, exhibir lo siniestro del lugar y lo ridículo de los discursos que se manejan.

En algún punto entre lo grotesco y lo funesto está esa estampa de la ciudad de Flint. Lo más tétrico, sombrío y también cómico.
Es la esencia propia de una ciudad levantada alrededor de fábricas de coches, alimentada de aceites y bujías.

Y en ella desfilan los residuos humanos que genera la podredumbre estadounidense: la mujer de los conejos, las viejas jugando al golf, la mujer trastornada por los colores otoñales, los famosos de postín, el show de la cárcel, el gobernador desfilando, las ratas, Ronald Reagan y las pizzas, el cuate de la capa… en fin: la humanidad en decadencia.

En fin, puede decirse que es un documental que vale la pena ver para darse cuenta que no todo es el Estados Unidos el “American Dream”, que también por allá suceden injusticias y que nuestro gran vecino del norte es menos simpático y generoso de lo que pensábamos.

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